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Mostrando entradas de diciembre, 2016

Son las 12 y te deseo…

Ya nos vi a todos el 31 de diciembre gritando en cuenta regresiva los últimos segundos del año, para finalizar con el inigualable, monótono e hipócrita ¡Feliz año nuevo! ¿Neta? ¿Así lo haremos por los siglos de los siglos? ¿No se dan hueva ustedes mismos? Ya estuvo ¿no? Dejemos las hipocresías y digamos lo que realmente sentimos a la hora de dar cada año ese abrazo de judas a nuestros amigos y familiares. Yo ya lo hice, el fin de año de 1999, con todo ese tema de que el mundo se iba a acabar y shalala… Me quité esa pinshi máscara de buena gente y le dije a todos lo que realmente les deseaba para el año venidero (si es que sobrevivimos al Apocalípsis). Por ejemplo: A mi tía Lupe le dije que me cagaba abrazarla, no sólo en año nuevo o navidad; más bien, que nunca había soportado tenerla cerca gracias a su pestilente aroma natural mezclado con esa fragancia que, en lugar de disfrazar su mal olor, lo potencializa y lo vuelve más evidente e insoportable. También le dije que, al par

¡Vamos a comernos eso!

Una de las cosas más placenteras de la vida es sin duda, comer, pero recuerda, no todo lo que te puedes llevar a la boca es comestible, nutritivo o saludable... y en el pedir esta el dar. ¿Cuántas veces no te han dicho   ¡Andale chiquita, vente, vamos a comernos un “pollito !?, y ahí vas a romper la dieta; se dan tan tremendo atascón que se comen el pollo con todo y la rabadilla. Es que, qué bueno sabe el pollito cuando está bien marinado en los jugos del deseo, sazonado con las especias de la cachondería, horneado a una temperatura corporal alta, servido en su punto y con una guarnición de puuuura veeeer…dura fresca.  Echarte un “pollito” sin culpa, se asemeja mucho a cuando llegan las épocas navideñas y tragas hasta decir basta. Ahí, en esas fechas, queda cancelado todo intento de dieta y por lo mismo no hay culpa que perseguir. Pero, ¿es sano comer tanto “pollito”? Según estudios… ¡Al carajo los estudios! A ver, díganme, ¿alguna vez les ha pasado algo por ponerle duro y

A rellenar el pavo

Existe un bello y mágico momento durante las vísperas navideñas: cuando tienes que escoger a ese pavo que cocinarás para la cena (llamémosle pavo a la presunta pareja o víctima sexual; y cocinar, al acto de seducirlo para llevártelo a la cama). Primero, hay que buscar en el súper mercado (por decirle de alguna forma) tu pavo ideal; tomando en cuenta que tenga ciertas características importantes: un par de buenas piernas, una rabadilla prominente (que se vea "chabocha") una buena pechuga (que no se vea seca ni desabrida) unas alas fuertes y jugosas, entre otras tantas... Ya  que hiciste una minuciosa selección y encontraste al ideas, pues lo agarras y... véngache pa acá...a preparar la receta secreta de la abuela para que te chupes todos tus deditos, y al pavo no le dejes ni un sólo huesito sin chupar: •Paso número 1, marinarlo:ya que tienes al pavo que te mereces, de entre los mejores del lugar, pues te lo llevas a tu casa; le empujas unos cuantos alcoholes (al