Si tú y tu pareja son de los que se la pasan todas las noches (o las más que se pueda) en chalco.. sí “chalcol…chón” y están pensando en juntar sus almas (además de sus ombligos) ante un altar, esto les interesa:
Un estudio revela que, después de haberse casado, ustedes tendrán aproximadamente 68.5 veces sexo al año; eso significa que le pondrán no más de 1.3 veces por semana. Dato interesante, ¿no?
Si además de eso, han pensado en gastar todos sus ahorros y empeñar todo lo empeñable para hacer un fiestón loco (así de cerrar toda la cuadra y contratar al sonido “LA CHANGA” para amenizar el bodorrio), déjenme decirles que; la cantidad de dinero que gasten en su boda es directamente proporcional a las posibilidades de un divorcio, ¿¡Quiubo, ehhh!?
Ahora bien, si ya se juntaron y no quieren vivir en la casa de la suegra, pues deberán buscar un nidito de amor propio que por lo regular estará a unos cuantos cientos de kilómetros de su lugar de trabajo. Pero, ¿sabían que.. quienes tengan que desplazarse más hacia sus areas de trabajo cuentan con un 40% más de probabilidades de divorciarse? ¿Por qué? pues seguramente porque pasan más tiempo en el transporte público y se corre el riesgo de conocer a otra u otro prospecto que les llame más la atención (eso no lo asegura un estudio, pero suena lógico, ¿no?).
Si logran superar lo anterior y llegan a su tercer aniversario, ¡felicidades!, han logrado el tercero sin zacate, pues estudios revelan que el año más feliz del matrimonio es ese, el tercero.
Ahora que, si se han aguantado todo; como: olerse lo pedos, quitar los pelos de la coladera del baño después de que el otro se baña, soportar que uno de los dos deje la pasta de dientes sin tapar, que (por lo regular “él”) se termine el papel de baño y no sea lo suficientemente hábil para poner uno nuevo, que los trastes se apilen en el fregadero por semanas, etc... si ya han logrado pasar estas duras pruebas, les tengo una noticia: un sondeo arrojó que a los ocho años de matrimonio es que se dan la mayoría de los divorcios. Ahí es cuando decimos como la canción ¿Y todo para qué, y toooodo para qué? ¿Para qué tanto amor?..
En este momento, me imagino, han de pensar: “primero perro antes de casarme y pasar por todo esto”...Pues ¿qué creen? En la India una mujer se casó con un perro, esto para deshacerse de una supuesta maldición, y aunque después de año y medio se divorciaron, el perro se quedó con la casa, el carro y todo el dinero. ¡Qué perra suerte!
Ok, sí, casarse con un humano no es tan bueno, y casarse con un perro no creo que sea algo mejor. Entonces, ¿por qué no casarse con un objeto? o, aún más extremo, con un muerto.
No, no es una chaqueta mental, en Francia es posible casarte con alguien que acaba de fallecer. Imagínense: su galán les prometió la luna y las estrellas pero estira la pata antes de la boda, pues ¿por qué no?... ¡Me caso!.. al fin, él me lo prometio.
Si eso de los muertitos te da cosita, aún existe otra opción: casarte con “algo” (¡jajajajajaja!); sí, casarte con un objeto. De hecho allá en Francia vive una mujer que se ha casado con la Torre Eiffel y lidera una organización que reúne a los que, como ella, se quieren dar a un objeto inanimado…
Así que ya sabes a lo que te atienes si quieres dar el sí. Luego no andes chillando ni digas que nadie te lo advirtió.
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